José Álvarez Guerra (1778-?) fue un filósofo y moralista español, conocido por su profundo pensamiento y su activismo político en favor de los ideales liberales. Hermano de Juan y Andrés Álvarez Guerra, su legado trasciende generaciones, siendo bisabuelo del reconocido poeta Antonio Machado.
Desde joven, José Álvarez Guerra demostró una inclinación hacia la literatura y la filosofía. Estudió Lógica, Física y Metafísica en el colegio franciscano de su ciudad natal, y más tarde se dedicó a la Leyes y Filosofía Moral en la prestigiosa Universidad de Salamanca. Sin embargo, su vida pronto se vio influenciada por los acontecimientos políticos de la época.
Requerido por su hermano Juan, José Álvarez Guerra se trasladó a Madrid para colaborar en la traducción del monumental Diccionario de Agricultura de Rozier. Durante este tiempo, también estudió Matemáticas en San Fernando, ampliando así su formación académica.
En mayo de 1808, participó en los enfrentamientos contra las tropas francesas durante el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. Posteriormente, huyó a Zafra, donde se unió a su hermano Andrés en la formación del Batallón de Cazadores de Zafra, llegando a ostentar el rango de capitán.
A lo largo de su vida, José Álvarez Guerra combinó su servicio militar con su compromiso político e intelectual. Publicó obras como «Indicaciones político militares del estado de la nación española», un manifiesto constitucionalista que refleja su ferviente apoyo a los ideales liberales.
Tras la Guerra de la Independencia y la restauración del absolutismo bajo Fernando VII, José Álvarez Guerra se vio obligado a exiliarse en Francia, donde continuó su activismo político y filosófico. A su regreso a España, ocupó cargos políticos en diferentes provincias, pero finalmente decidió dedicarse por completo al cultivo de la filosofía.
Su obra principal, «Unidad simbólica o destino del hombre en la tierra o filosofía de la razón, por un amigo del hombre», refleja sus ideas panteístas, monistas y armonistas, así como su profundo respeto por la ignorancia docta. José Álvarez Guerra dejó un legado filosófico que sigue siendo objeto de estudio y reflexión en la actualidad.